Estoy convencido que el 99% de las personas cree que es necesario y muy bueno ser inclusivos. Sin embargo, algo ocurre que a la hora de la verdad, acabamos siendo discriminadores, y tal vez por eso parece necesario que haya leyes que “nos obliguen” a serlo por la fuerza.
¿Por qué ocurre esto?
Antes de seguir leyendo, puedes elegir «ver o leer» este artículo.
El video a continuación es una versión resumida y los ejemplos de videos que se citan en él, los puedes encontrar más abajo a lo largo del texto.
Quiero partir compartiendo un pequeño cuento filosófico que me parece muy ilustrativo.
Cuentan que había una ciudad en el mundo conocida por su gran calidad de vida, lo que provocaba que muchas personas recorrieran grandes distancias para instalarse en ella.
Un viajero vendió todas sus pertenencias y con lo que reunió llegó a las puertas de la ciudad con sus últimas monedas. Las justas para pagar el impuesto que le permitía cruzar las murallas de la ciudad.
Cansado y con grandes dudas por miedo a quedarse sin nada y haberse equivocado, preguntó a un anciano que había sentado al lado de la puerta de entrada.
—Disculpe, ¿es usted de la ciudad?
—Sí, —le respondió el anciano.
—¿La gente de esta ciudad es tan buena como cuentan?
— ¿Y cómo es la gente de donde usted viene? —le preguntó de vuelta el anciano.
Agachando la cabeza, el viajero le respondió: —Uf! ¡Muy mala! Desconfiada, no te saluda, y si te descuida, te la juega.
— Pues aquí encontrará lo mismo — comentó el anciano.
Poco después volvió a repetirse idéntica situación con otro viajero.
—Disculpe, ¿la gente de esta ciudad es tan buena como dicen?
—Y cómo es la gente de donde usted viene —le devolvió el anciano.
—La verdad es que buena gente. Amable, simpática y solidaria, la mayoría. Y el resto, depende del día que tengan y cómo te acerques a ellos.
—Pues aquí encontrará lo mismo — comentó el anciano.
¿Vemos la realidad como es o como creemos que es?
Esto que nos ocurre tiene un nombre: CREENCIAS, que son las ideas que se asumen como verdaderas, y que determinan cómo pensamos, sentimos y actuamos. Es decir, las creencias condicionan toda nuestra vida.
Y lo curioso es que el 90% de nuestras creencias son subconscientes, por lo que es probable que ni siquiera sepamos cuáles son. Y además, son adquiridas, pues nos las han transmitido nuestra familia, nuestro contexto social, la religión, la escuela, etc.
Y a pesar de que conocemos muchos ejemplos de creencias históricas tremendamente limitantes que determinaron la vida y que resultaron ser “mentiras” (ejemplo “la tierra es plana”), se nos olvida y no nos cuestionamos que, tal vez, nuestras creencias sean solo eso: creencias y no verdades.
Por eso, tenemos que empezar a cambiar nuestra manera de entender a la sociedad como el conjunto de personas que la componen y empezar a darnos cuenta de que se trata más bien, de la suma de las creencias de esas personas.
Tipos de Creencias
Existen tres tipos principales de creencias.
1.-Creencias sobre mí.
¿Realmente sabemos quiénes somos? ¿Nos conocemos? Y esa identidad, ¿cómo la utilizamos? Cuántas veces hemos escuchado eso de “estás conmigo o contra mí”, o eso de “este es de los míos”…
A partir de la imagen que tenemos de nosotros mismos, construimos la imagen de los demás. Veamos un ejemplo.
https://www.youtube.com/watch?v=YBU2-qmIYCc&t=35s&index=2&list=PLqJ5kVys1hgwfFyV8Ww-fRc_U10Cmr5HO
2.-Creencias sobre el otro
Cuántas veces, nos hacemos una idea sobre una persona que no conocemos sin que siquiera haya abierto la boca, solo por cómo viste.
Más aún, cuántas veces expresamos una opinión sobre esa persona, a raíz de la idea que nos hemos hecho, cuando alguien nos pregunta. Veamos un ejemplo.
https://youtu.be/XbMuFgyzqwI
3.-Proyecciones (lo que el otro piensa de mí)
Según el concepto que tengo de mí mismo y la imagen que me he hecho de la otra persona, imagino qué debe pensar sobre mí. Es decir, nos armamos una película completa y lo que es peor, nos la creemos.
¿Qué es la Discriminación?
Ya hemos visto que son nuestras creencias las que nos convierten en discriminadores, a pesar de que no es nuestra intención ni algo que deseemos.
Y lo más complicado es que la capacidad de discriminar es fundamental en el ser humano, pues nos permite diferenciar entre dos cosas que son distintas.
Es decir, una persona que discrimina es una persona con criterio, capaz de reflexionar conscientemente y realizar una selección rigurosa y meditada.
Cuando ocurre así, la discriminación es constructiva, convirtiéndose en una herramienta fundamental y muy necesaria que nos permite “ver” las diferencias. Y cuando somos capaces de ver las diferencias y aprovecharlas, surge la sinergia = valor agregado.
Pero más a menudo de lo que nos gustaría admitir, la discriminación es destructiva, pues nos dejamos llevar por nuestras creencias, demostrando una gran falta de criterio.
La consecuencia, todos perdemos.
La Inclusión requiere de autocrítica
No creo que nada de lo que he contado hasta ahora sea novedoso. Y por eso mismo, tal vez ha llegado el momento de que empecemos a tomar cosnciencia y darnos cuenta.
Según la RAE, el segundo significado de la palabra inclusión es “Conexión o amistad de alguien con otra persona”.
Pero, ¿cómo podemos conectar con alguien si no sabemos lo que tenemos común, lo que compartimos? Y, ¿cómo podemos averiguar lo que tenemos en común con otra persona, si no nos abrimos a conocerlo, ya que nos dejamos llevar por nuestros prejuicios y paradigmas?
Para que ocurra, es necesario cultivar una inteligencia que es clave: la Inteligencia Psicológica, que según Carlos Rovira es la capacidad de conocernos y conocer al otro, de gestionar la diferencia.
Y esta inteligencia psicológica solo se desarrolla gracias a un doble ejercicio:
- Mirarnos hacia adentro, indagando cuáles son nuestras creencias y cómo nos determinan.
- Haciendo autocrítica.
Vivimos con los Ojos Abiertos, es cierto, pero con el corazón cerrado. Y esta es una de las peores cegueras.
Lo bueno es que cuando la vida nos pone retos, el ser humano siempre responde, porque en las dificultades, somos mejores. Veamos un ejemplo muy elocuente.
¿Te gustaría llevar un charla sobre este tema a tu organización?
0 comentarios